miércoles, 24 de abril de 2013



Manifiesto del Día del Libro a cargo de María Dueñas

23 de abril, Día del Libro en Castilla-La Mancha 2013

Bibliotecas, librerías, clubes de lectura. Clásicos y novedades, incunables y bestsellers. Escritores vivos y escritores muertos, nacionales y extranjeros, novatos y premios Nobel. Todos tienen algo que ofrecer en un día del libro. Todos ellos tienen algo que aportar a los lectores.

Los lectores, nosotros. En un sábado tranquilo de sofá y lluvia en las ventanas, al borde del mar en una tarde de verano o en un largo viaje en tren, cada cual asimila a su propia manera lo que lee y así se convierte en un intérprete irremplazable que se sumerge entre las páginas con una mirada propia y original.

A lo largo de los últimos años, recopilando las impresiones de los muchísimos lectores que se me han acercado en encuentros y firmas, he ido poco a poco elaborando un catálogo de perfiles tremendamente variados. Lectores de todo tipo y condición, lectores comunes y a la vez especiales, cada uno con su propia idiosincrasia. Como ustedes. Como yo.

A veces he encontrado lectores con rasgos detectivescos que buscan pistas y atan cabos por sí mismos antes de que el argumento los resuelva. A menudo me he topado también con lectores cinematográficos: aquellos que traducen las escenas a fotogramas con una inmensa facilidad. Hay también lectores románticos, que absorben la lectura a través del corazón. Lectores compasivos que sufren con los personajes, ríen con sus alegrías, disfrutan eufóricos con sus triunfos y sangran por sus mismas heridas. Lectores currantes y voluntariosos que se trabajan las líneas una a una: subrayan, memorizan frases, recurren al diccionario en busca de términos desconocidos y a la Wikipedia a la caza de datos ignotos. Lectores compulsivos que roban horas al sueño, retrasan obligaciones y, a veces, absortos, hasta se saltan las paradas del autobús. Lectores viajeros que recorren con su mente los mapas de los territorios transitados, reconstruyen las ciudades y, a veces, incluso se lanzan a emprender viajes reales a los destinos en los que transcurren las novelas. Lectores soñadores que se ven a sí mismos dentro de los personajes, vistiendo sus ropas y besando a sus amantes, durmiendo entre sus sábanas y sudando por su piel. Lectores disfrutones, lectores sanados, lectores analíticos, justicieros, desafiantes, ansiosos, reincidentes, conversos, nostálgicos…

Mi catálogo contradice ese axioma que afirma que sólo existen dos tipos de lectores: los buenos y los que no lo son. Discrepo abiertamente. Todos los lectores son buenos, cada uno a su manera. Todos son valiosos y meritorios, todos contribuyen a que la lectura nunca nos deje de fascinar.

A ellos brindo en el Día del Libro de 2013 este pequeño alegato a favor de la subjetividad y la individualidad irreductible de cada uno al abrir un libro. Sea cual sea el que ustedes tengan a su lado en estos momentos, la magia está en dejarse seducir.

María Dueñas, abril 2013

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