miércoles, 30 de abril de 2014

EL ALQUIMISTA IMPACIENTE. LORENZO SILVA


Este libro pertenece al género de novela negra y policíaca. Lorenzo Silva, su autor, se inspira en el tipo de novela negra americana de la primera mitad del siglo XX, en escritores como Chandler y Mammett, autores de obras como  “El Sueño Eterno”, ”El largo adiós” o “El halcón Maltés”

Como en aquellas obras, el autor crea una pareja protagonista formada por el sargento Bevilacqua y la guardia Virginia Chamorro, pareja atípica de la Guardia Civil, jóvenes, especialistas en casos de homicidio.

El argumento es el siguiente:

En un motel de carretera aparece el cadáver de un hombre, en postura un tanto extraña, al parecer a consecuencia de una noche de excesos. Reconocido el cadáver se le identifica como Trinidad Soler, un hombre normal, casado y padre de familia, técnico de la central nuclear próxima, sin problemas económicos ni de otro tipo y sin antecedentes delictivos conocidos. Como el cadáver no presenta señales de violencia y el forense dictamina muerte natural, por parada cardiaca, al no aparecer testigos, se da el caso por cerrado.

Unos meses más tarde, la aparición casual de un dedo humano y, posteriormente del cadáver de una mujer, vinculado con el caso anterior lleva a reabrir  el caso de la extraña muerte en el motel.

Las investigaciones posteriores ponen al descubierto una trama criminal organizada en torno a empresas del sector inmobiliario, en convivencia con organismos institucionales corruptos, en los que el dinero y la conquista de poder constituyen el motor de todas las relaciones personales.

En la investigación aparecen también pruebas sobre la participación del fallecido, Trinidad Soler, en la trama criminal, además de las de ser responsable del robo de una fuente radiactiva en la central nuclear con la que se pretende dar muerte a un rival peligroso en las actividades criminales. La muerte de éste, produce la paradoja de que la muerte del asesino tiene lugar antes que la de la víctima.

Blanca Díez, la esposa del difunto, no comprende las razones de su marido para sustituirla por otras mujeres y mucho menos para convertirse en un asesino. Es ella quien lo nombra como “El alquimista impaciente”, al relacionar su trabajo en la central nuclear como alquimia, la paciencia como cualidad fundamental del alquimista y con el mal uso que hace de ella al dejarse dominar vilmente por el dinero del proceso.

La novela, aparte de una fina ironía, posee un toque impresionista o surrealista en algunas escenas. Por ejemplo, en la aparición inicial del cadáver o en el peso que baja del coche para hacer pipí y regresa jugando con un dedo de mujer; y cuando el jefe de la trama trata de seducir a la chica de la guardia civil en el restaurante o en la muerte del cacique, provocada por la fuente nuclear, que termina destruyéndole los genitales.

La novela, escrita en 1999 consiguió el premio Nadal en el 2000 y fue llevada al cine por Patricia Ferreira en el 2002.


MANUEL JIMENEZ

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