lunes, 4 de mayo de 2015

EL LUGAR SIN LÍMITES (1966)
– JOSÉ  DONOSO (1924-1996)-

“Uno de mis placeres preferidos- decía Donoso en 1966 ha sido siempre la lectura obsesiva de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust…como todo el mundo sabe era un reconocido homosexual del mundo parisino, un homosexual de los aficionados a las señoras elegantes y que conocen los últimos chismes de la sociedad, todo aquello que está de moda y lo que no lo está”

Tras su muerte se publicó su obra póstuma conteniendo gran parte de su correspondencia. En ella Donoso se declara  homosexual, condición que había sido ocultada en vida, no habiéndola vivido con libertad lo que le produjo profundo dolor y diversos trastornos personales y graves conflictos familiares.

Estos conflictos personales quedan reflejados claramente en la novela: mientras Manuela muestra  libremente su condición, vive, enamora y seduce, Pancho no asume esa condición aunque la desea, le produce tanto miedo aceptarlo como no hacerlo y, en consecuencia, se muestra cobarde y violento.

“Una de mis obsesiones en toda mi obra-repite Donoso- es el concepto de casa (hogar) y familia. La casa representa el mundo que he conocido por el hecho de pertenecer a la alta burguesía. Cuando vivía en ella tenía necesidad de salir para poder escribir con libertad… cuando era emigrante y exiliado tenía necesidad de regresar y permanecer en ella…”

En la novela, la casa es el burdel y la familia, todos sus habitantes. Nada parecido a un hogar, a una familia tradicional. Para cada uno de ellos puede representar hogar o laberinto - del que quiere salir pero no puede- paraíso o infierno, lugar de reposo o manicomio, patria o prisión. Es al mismo tiempo casa individual hogar  familiar… algo que puede odiarse pero que al mismo tiempo se necesita; es simultáneamente sentimiento personal y conciencia social.

La acción de la novela transcurre en un solo día, un domingo en época de vendimia. Sin embargo, a través de los recuerdos de los personajes, se trae a la memoria, la decadencia de la burguesía agraria, personificada en D. Alejo, en los últimos cincuenta años. La degradación de la sociedad y de los ciudadanos en los últimos veinte años, reflejada en la pérdida de población y servicios y en la pérdida de la dignidad humana. En la novela son  más importantes los recuerdos que  las vivencias de los personajes.

Los personajes, en general, son seres atormentados, perseguidos o sometidos, desprotegidos, expulsados de su paraíso, con muy escasas posibilidades de ser felices. Homosexuales y prostitutas; ancianos y niños- edades en la que es más fácil el sometimiento y la humillación- locos (Misia Blanca) y mendigos; auténticas marionetas del destino que muestran fascinación por la magia, las supersticiones  y la brujería. Las lámparas de acetileno tienen forma de chonchon - ave maléfica de la mitología chilena. Es una encarnación diabólica y se representa como una cabeza humana con alas. Se trata de un brujo que adquiere el secreto de volar. El graznido del chonchon anuncia la muerte y revolotea en torno a los enfermos graves de cuya sangre se alimenta-

Algunos personajes y algunas escenas aparecen un poco ambiguos. Sobre ellos- igual que Woody Allen sobre sus películas- Donoso expresa que la literatura no debe aclárarlo todo. El escritor debe ser más testigo que juez. Debe presentar situaciones y problemas pero no soluciones. Es siempre el lector o el espectador quien reflexiona  sobre el tema y  cada uno encontrará la solución  más razonable o más sentimental. La que más le satisfaga.

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS - EL BOSCO-
Todos los personajes son muy creíbles y fáciles de imaginar lo que hace que toda la novela sea de un gran realismo, exagerado en algunas escenas – paseos nocturnos del camión rojo, actuaciones con los perros y su entrada en la capilla, los excesos en el burdel…- que rozan el esperpento y lo grotesco con una profunda carga surrealista y anticlerical.

Del personaje de D. Alejandro Cruz, dueño y señor de vidas y haciendas- incluida la capilla- padre de innumerables hijos, paternalista que dicta usos y costumbres según le convenga, cabe una reflexión final:

¿Cómo es posible que todos los personajes acepten su dominio sin el menor síntoma de rebeldía? Quizás sea el miedo a una vida sin futuro lo que justifica su actitud y quizás también- puesto que D. Alejo es considerado como un dios local- el miedo a una muerte sin futuro.

Manuel Jiménez

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