martes, 31 de enero de 2017


UN INVIERNO EN LISBOA - Antonio Muñoz Molina
DATOS PARA UNA BIOGRAFÍA

Autorretrato:  Antoniomuñozmolina.es/biografia/


Creo que el escritor continúa el oficio inmemorial de los narradores de cuentos, que daban forma mediante relatos orales a la experiencia compartida del mundo. Contar y escuchar historias no es un capricho, ni una sofisticación intelectual: es un rasgo universal de la condición humana, que está en todas las sociedades y arranca en la primera edad de la vida. Quizás por eso no me atrae mucho la literatura que se vuelca sobre sí misma, que tiene al escritor y a la escritura como focos principales de atención. Cervantes y Galdós, Virginia Woolf y James Joyce, Borges y Onetti, Proust y Flaubert, entre tantos otros, me han enseñado lo mismo, de muy diversas maneras: a buscar la forma más eficaz de contar la realidad visible del mundo y la invisible de la conciencia humana. Pero también aprendo mucho de la música y de la pintura, y del cine, aunque lo frecuento menos que cuando era más joven.
Políticamente, soy un socialdemócrata: defiendo la instrucción pública y la sanidad pública, el respeto escrupuloso de la legalidad democrática, la igualdad de hombres y mujeres, el derecho de cada uno a elegir su forma de vivir y si es preciso de morir dentro de la conciencia de nuestra responsabilidad como ciudadanos. Derechos sin responsabilidades son privilegios; un derecho individual beneficia a la comunidad; un privilegio siempre se ejerce a costa de alguien. Ser progresista no es defender a rajatabla al grupo al que uno pertenece sino vindicar como propias las causas singulares de quienes en principio no son como nosotros. Un progresista, aunque sea hombre, es feminista; aunque sea heterosexual, defiende con vigor el respeto a la condición y la igualdad jurídica de los homosexuales; un progresista se rebela contra el sufrimiento innecesario de los animales y contra el despilfarro de los bienes ambientales que son de todos, también de las generaciones futuras

BIOGRAFÍA:   Nacido en Úbeda (Jaén) en 1956, estudió Historia del Arte en la Universidad de Granada y Periodismo en la de Madrid. Sus primeros escritos fueron artículos periodísticos que en 1984 recogió en su primer libro publicado, El Robinsón urbano. Posteriormente escribió en la sección literaria de ABC, y colabora regularmente con el diario ELPAÏS.  En su primera novela, Beatus ille (1986) ya aparece su ciudad imaginaria, Mágina, que se convertirá en un lugar común en sus obras sucesivas. El invierno en Lisboa (1987) mereció el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa, que volvió a recibir en 1992 por El jinete polaco (Premio Planeta, 1991). La obra de Muñoz Molina se mueve en los territorios de la memoria tratando de reconstruir la reciente historia de España con la mirada del que se siente deudor del cine negro y la novela policiaca.

BIBLIOGRAFÍA
1986 - Beatus Ille
1987 - Un invierno en Lisboa. Premio de la Crítica Castellana y Nacional de Narrativa 1988
1998 - Beltenebros- En 1991 la lleva al Cine Pilar Miró
1991 - El jinete polaco. Premio Planeta y Premio Nacional de Narrativa
1995 - Ardor guerrero
1997 - Plenilunio
2001 - Sefarad
2004 - Ventanas de Manhattan
2006 - El viento de la luna
2009 - La noche de los tiempos
2013 - Todo lo que era sólido

PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS
1996 - Miembro de la RAE con la letra minúscula u
2007 - Doctor Honoris Causa por la Universidad de Jaén
2012 - Dona parte de su patrimonio literario a la Biblioteca Nacional
2013 - Premio Príncipe de Asturias de las Letras y Premio Jerusalén
2015 - Miembro Honorario de Buenas Letras de Granada
2017 - Premio Unamuno de los protestantes

EL INVIERNO EN LISBOA - COMENTARIOS

Juana Salabert .  “El País”   -  Madrid 27 MAY 1987

De jam-session califica Antonio Muñoz Molina su última novela, El invierno en Lisboa.
La presentación, a cargo del cantante Joaquín Sabina, tuvo lugar en un bar, "ya que", señala Muñoz Molina, "hay en mi novela una especie de invocación a los bares, a los lugares no legitimados como patria". Narrada con una prosa rica y envolvente, El invierno en Lisboa (editada por Seix Barral), cuyo protagonista es un joven músico de jazz atrapado en las lindes de una historia enigmática y convulsa, es un thriller con ritmo de jamsession
Así es que he integrado elementos cinematográficos, con una gran influencia, por ejemplo, de Hitchcock, en la narración, y he tratado de articular una suerte de ritmo jazzístico. Sabes, como los músicos de jazz, que abandonan la melodía, improvisan y luego regresan a ella...Así, la historia gira sobre dos nombres, Burma y Lisboa, que al principio sólo son dos nombres de canciones".

Buscando la música

Afirma este escritor, nacido en Úbeda en 1956 y afincado en Granada desde 1974, "que la base del libro está ciertamente en la pasión, en el amour fou". "Hay en él un paralelismo entre el discurso amoroso y el discurso artístico. Mi protagonista busca en la música y en el amor, en ese amor magnético que le fue dado en plena inocencia y que sólo puede recuperar cuando ya ha renunciado a conservarlo, una justificación absoluta".
Nacido en una familia de origen campesino, Antonio Muñoz Molina creció bajo el influjo de las narraciones orales que hablaban de una guerra perdida (esa guerra que en Beatus ille se torna imantada, mítica memoria, "quizá porque", explica, "para nosotros, los jóvenes, la guerra civil tiene el mismo resplandor que la de Secesión para un Faulkner, que no la vivió pero que la escuchó de labios de ancianas negras en la cocina de su casa") y de viejas leyendas.

www.lecturalia.com › Antonio Muñoz Molina

Esta historia es un homenaje al cine «negro» americano y a los tugurios en donde los grandes músicos inventaron el jazz, una evocación de las pasiones amorosas que discurren en el torbellino del mundo y el resultado de la fascinación por la intriga que enmascara los motivos del crimen.
 Entre Lisboa, Madrid y San Sebastián, la inspiración musical del jazz envuelve una historia de amor. El pianista Santiago Biralbo se enamora de Lucrecia y son perseguidos por su  marido Bruce Malcolm .

Mientras, un cuadro de Cézanne también desaparece y Toussaints Morton, procedente de Angola y patrocinador de una organización ultraderechista, traficante de cuadros y libros antiguos, participa en la persecución. La intriga criminal se enreda siguiendo un ritmo meticuloso e infalible. El Invierno en Lisboa confirmó plenamente las cualidades de un autor que se cuenta ya por derecho propio entre los valores más firmes de la actual novela española. El invierno en Lisboa fue galardonada con el premio de la Crítica y el premio Nacional de Literatura en 1988 y fue llevada al cine, con la participación del trompetista Dizzy Gillespie.
PEPA SIRVENT

viernes, 13 de enero de 2017

EL DIOS DE LAS PEQUEÑAS COSAS
Arundhati Roy (Kerala, India 1960)

Aunque estudia Arquitectura en Delhi, la autora se inclina muy pronto por la Literatura, escribiendo guiones para la TV y el cine principalmente. En 1997 publica “El dios de las pequeñas cosas” por el que recibe el premio Booker. En 2004 recibe el Premio por la Paz de Sidney en méritos a su labor en pro de obras sociales. Su próxima novela “El misterio de la máxima felicidad” está previsto que aparezca en junio de 2017.
Aunque se la ha comparado con G. G. Márquez y Salman Rushide por el “realismo mágico”, la autora no lo comparte, porque ella, afirma, cuenta la realidad y la transforma en ficción…y esta ficción tiene mucho de autobiografía.
Hay muchísimos pensamientos reveladores en la novela. A mí, éstos, me han parecido muy significativos con la historia:
“En aquel momento todo era incoherencia. Como si el significado de las cosas las hubiera abandonado dejándolas fragmentadas. Como aisladas, que no significan nada. Como si la inteligencia que descodifica los diseños ocultos de la vida – que conecta las reflexiones con las imágenes, los destellos con la luz, las arrugas con las telas, las agujas con el hilo, las paredes con las habitaciones, y el amor con el miedo, con la furia, con el remordimiento – se hubieran perdido súbitamente.” (273)
“El secreto de las grandes historias es que no tienen secretos”. “Las grandes Historias son aquellas que ya se han oído y se quieren oír otra vez”. (276)
“El danzarín de Kathakali es el más hermoso de todos los hombres. Porque su cuerpo es su alma. Su único instrumento. Ese hombre que está detrás de una máscara pintada y lleva unas faldas ondulantes está lleno de magia”. (277)
“Sin duda no existe ninguna bestia que haya desarrollado la infinita capacidad de inventiva que caracteriza el odio humano. Ninguna bestia puede compararse con el alcance y el poder de un odio así”. (284)

La novela comienza con el regreso de Rahel a la casa de Ayenemen (Estado de Kerala al sur de la India entre los años 60-90 del siglo XX) veintitrés años después de haber sido separada de su hermano gemelo – heterocigóticos – Estha, y aunque hay un narrador que sitúa los espacios y los personajes, son éstos y a través de la memoria de Rahel, los que cuentan los hechos, sus hechos, los que ella guarda en la confusa memoria de cuando eran “nosotros” y los que recuerdan ahora que piensan como “esos”…
Porque sus vidas han cambiado.
La Historia ha cambiado.
El narrador cuenta la Historia y sitúa las historias, que agitadas por el viento de las aspas de los ventiladores se mueven de atrás hacia adelante, y vuelven: pasado, presente y futuro, y de nuevo presente, y pasado, y futuro…y además juega con las palabras grandes y en Mayúscula, y con las pequeñas, y con las metáforas, y con los poemas, y con el cine, y con la música, y con los elementos: el “Plymouth azul cielo” y la “Fábrica de encurtidos PARAISO”…y con los lugares y los espacios: el río, la casa familiar y el jardín de Bebé Kochamma, la Casa de la Historia, y la oficina del Inspector Thomas Mathew y su acrónimo (Pulcritud – Obediencia – Lealtad – Integridad – Cortesía – Imparcialidad – Abnegación)…y con los personajes: Esthappen y su tupé a lo Elvis, Rahel y su vestido de Hada del Aeropuerto,  Ammu  hermosa y orgullosa y rebelde, Bebé Kochamma y su rabia de solterona, Mammachi que había aprendido a tocar el violín para olvidar las palizas que le pegaba Pappachi que fue Entomólogo Real y rompió su mecedora de caoba cuando su hijo Chako le prohibió pagar a su mujer a la que ya no volvió a dirigir la palabra, Chako el hijo varón de una familia privilegiada muy amado por su madre y estudiante en Oxfod con ideas revolucionarias, utópico e idealista, contradictorio y errático, y Kochu María la cocinera, y Velutha “el Dios de las pequeñas cosas”,  y Vellya Paapen su padre, paraván e intocable, y el camarada Pillai y el inspector Mathew, y el hombre de la Naranjada y de la Limonada, y Sophie Mol que murió dentro de su ataúd porque no podía respirar, y su madre Margaret Kochamma que culpó a Estha de la muerte de su hija…
Una historia que abarca tres generaciones, una guerra y una revolución social; una historia con más lagrimas que sonrisas, que ahogan, que silencian, que ciegan y que amargan…Una historia de momentos pequeños y fugaces, exótica, etnográfica, tradicional, familiar, cotidiana, dura y triste, en donde el Amor puede vencer al Miedo y transgredir su Leyes que dictan a quién debe quererse y cómo y cuánto, la Libertad oponerse a la terrible Opresión, y la Dura Realidad a los Sueños Imposibles…Una historia que sepulta un abuso a un menor tras la barra de un bar, o los golpes de un padre mientras la madre no puede hacer nada, o la muerte de un hombre inocente “Porque después de todo, no estaban luchando contra una epidemia. Estaban vacunando a una comunidad contra un simple brote” (363 – Captura la Policía a Velutha)
Una hermosa historia que puede parecer bárbara…
Un texto largo que al repensarlo precisa releerlo…
Un método vertiginoso que precisa comprenderlo con calma…
Unas inocencias robadas…
Unos amores prohibidos…
Unos seres vulnerables y contradictorios…
Y un sistema capaz de imponer el orden con economía, con eficiencia, con responsabilidad. (363)

  PEPA SIRVENT

Albacete 12 de enero de 2017